sábado, 20 de julio de 2019

la copa de la cabecera end


LA COPA DE LA CABECERA


Dicho esto, podemos dejar los asientos, levantar la vista, repetir lo dicho. Con el proceso nominativo convoca para pedir, el precio del sonido, de su sonido, resulta medido cuando se junta la vida con la noche. Pero la vida no piensa del modo que aquí se expone, aunque sea cierto que una conglomeración de predicaciones la puede sugerir, pero esa sugerencia es aspirada por la autonomía de lo unitario.


Éste es el perfil circense de toda vida trágica, el estar atado a lo real por un número determinado. Sus bordes romos, su egreso manipulado por la industria del silencio, la industria de un cuerpo que no deja de parir.


Hay un único poder que no nace. Precediendo a todos los nacimientos. Siendo pacífico, aleccionador o punitivo, con distintas combinaciones reales. Estas variaciones se representan al estudiar las prótesis y las carencias humanas de los jugadores. Ya que después del silbato sucede lo que ya sabíamos: el poder corre en cualquier dirección y no favorece a ninguno de los conjuntos que se presentan.


Miente al salir el decorado, con las manos sujetas detrás. Si el viejo edulcorante se cae de los libros perderemos todo, dice. El bodegón habrá pasado al juicio, y ya no habrá terceras dimensiones.


Se suele ocultar que cualquier meditación tiene un punto de fondo, una aspiración estructural que le es propia aún en su inquietud, que por eso existen frases que nos llevan al llanto, cuyo motor es la superficie de meditación en su diámetro y la reunión de lo alto y lo bajo.


Otro aspecto es la reversibilidad del concepto, sea este unitario o plural, pues cuando la verdadera lluvia salpica la tabla los datos se arrastran hacia fuera, produciendo conjuntos extraños y brillantes.


El objetivo de esta filosofía permanece tras cada palabra sumergido en un mar de poliedros.


La hermosura del discurso permite falsear la verdadera motivación, ya que aclarar es un trabajo que envejece por abajo y por arriba mantiene la juventud, caudal de fuerza y frescura, palo mayor, columna, estaca.


Falleció el superhéroe, su enorme cantinela cayó al pantano, el pantano alojó primero un poco de electricidad, hasta que lo húmedo se deshizo en lo seco, apagándolo en ese aspecto, para siempre, para siempre.


Discute la eficacia, critica el párrafo 3, pero cae en la debilidad: el fracaso no está en perífrasis ni es el puerto de la obra.


Y sin embargo nada circula en vanidad, aunque la disposición es asombrosa y edificante Kierkegaard la rechaza, que sea de familia de atletas le dificulta el interés por los domadores de ideas.


La transmisión de ideas recalienta el foco, porque no pasan de a una sino en masa, y lastiman el sistema de comprensión hasta trabar el libro, el libro que no puede chocar.


Son varias las puertas al principio y también son muchas al final.


La vida es en medio. Negro y blanco. El pensamiento aspira la combinación en su punto de saturación, justamente sobre el borde en que se pliega la estampa. Tiembla el adorno al no poder sacar al cuerpo de la concentración, la noche se despliega y canta. 


Aquí los nombres tienen entre otras funciones destacar sucesos. No necesitan para hacerlo autorización ni el apoyo de las mayorías, eso es todo, la minoría califica al aceptar.


Acostumbran a caer en los caminos como los árboles rebeldes.


El delirio no puede recordarse con nitidez, pero es bien definido el rumbo semoviente  de cada fracción.
Sector

Pues queda demostrado por un último caso en que lo grande se hizo chico sin dividirse.


Lamiendo el rodillo que sostiene desde el centro la gran figura planetaria.


En la parte, adornar su alejamiento con la fuerza de los ojos. En todos los sentidos  encontramos emoción y lágrimas en la gran bahía. Es allí donde nadan los depresores y las bromas naturales.


Pero… ¿En cuál invasión el cuerpo alarmado resbaló valle abajo?




Componentes modernos descienden por los muros. Comprendamos qué pasa en el patio; antes, de que los muros fueran caminos. Como si estas cosas se juntaran dando origen a una nueva multiplicación y generación de patios.




Esta sorpresa que desean diluir no puede ser movida. Debajo suyo, sugieren deportes  como forma de alimento, las barandas no funcionan y lo alto deshace el moño con  excesiva devoción.




Aunque ¿Cuándo tomé de tema la desgracia pulida de los semanarios? Nunca. El estilo permite la victoria de lo polimorfo; pero nunca la de su oponente liso.




Intentemos afrontar el silencio, con lo interior de la categoría expuesta, en los textos ya dotados, de la frescura sureña que precisa cada tanto, el manoseo de los profesores.




Un paréntesis bajaba, de la pizarra al cuaderno, con ciertas verbalizaciones asociadas, en un tumulto de colores madera y blanco, desde el medio lo interior del paréntesis atraía respeto, que se medía con la pulcritud del cuaderno y el asombro de los socios bañados en la espuma de las ciencias.





No quiero redirigir mi locución, ni aumentar sus márgenes, ni privarme de su posible  valor, ni negar la posibilidad de fracasar, ruidosamente, mientras la siesta se sube al trampolín, fiesta, de sentidos, todos con los móviles flotando, la cantidad de comas aumenta notablemente, el mundo se vuelve fragmento.




Ante la facilidad del dicho me opongo. Quién es el modelo que porta el juicio?!!! Quién mide las partes de la mezcla?!!! quién después de ser medidas las junta?!!! Quién se come este proceso?!!!




El que ocupa los vacíos del monarca. Se ha dado en llamar a las ocurrencias que deja caer: ideas. La bandera del pueblo sucia, la entrada interrumpida en el ramaje. En lo alto de las copas: la sorpresa de otro idioma que contesta.
                                                    canto



Suena bien la reflexión (hermano interior): el emblema y sus piezas están en su sitio, ponerle nombres a las partes es difícil. Hay para mí un momento superior, limpio, cuando en el instante de casi atrapar la idea caigo; porque la figuración y el clima del pariente se retiran. Entonces presiono mi guitarra y canto, canto a la luz gratuita y profunda del hermano interior.




Si las lágrimas del filósofo cayeran al polvo, si el conocimiento geriátrico se pusiera en marcha, si el ventosario sentimental tuviera un dónde, claro que quisiera entrar a ver!!!  en el centro, allí, en el estadio de las pasiones que luce abandonado.



Alfredo Zitarrosa 1985.

Alfredo Zitarrosa 1985.

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