Dame sólo un poco
de lo que necesito
predico esta religión alocada
cada mañana me levanto y rezo
por eso el dolor de rodillas
y las palmas de las manos rosadas
en mi casa
o en la tuya
se escucha una voz que
no se sabe de dónde viene
a decirnos la dulce verdad
de que estamos solos
entre la noche y el día
pasan las luces
y sin saber si al mirar vemos
movemos el cuerpo como poseídos.
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